El día del padre decidimos salir a comer ya que mi chico descansaba y hacia un montón de tiempo que no salíamos a comer. Desde que tenemos a los niños resulta más complicado, ya que siempre vienen con nosotros y bien, o vamos pronto y les damos de comer allí o vamos mas tarde con los niños ya comidos y deseosos que se echen la siesta y nos dejen un rato disfrutar de la comida. Y teniendo en cuenta que el restaurante tiene que estar preparado para un carrito doble con sitio suficiente y puertas amplias por las que entrar.
Decidimos ir a San Vicente de la Sonsierra un pueblo una villa de la Rioja con mucho encanto, unas vistas impresionantes de la viñas y conocido por los Picaos, que son personas anónimas que de forma voluntaria se flagelan la espalda por algún tipo de promesa o acto de fe; se llama así por que se les pica la espalda para que sangren y evitar que les salga un enorme hematoma.
Pues en esta localidad se encuentra el Restaurante Casa Toni. Cuenta con dos locales muy bien diferenciados, uno de cocina tradicional y menú, que estaba lleno y otro dedicado a la carta con un bar a la entrada. Hace unos años hizo una reforma dándole un aire moderno y con mucho gusto.
Estábamos solos y una reserva de dos que no había llegado todavía, por lo que pudimos cotillear a gusto. Nos recibió Mariola dueña y encargada de la sala y en seguida salió Jesús dueño también y el jefe de cocina, tan amable y simpático como siempre.
La idea era probar el menú degustación que suele ser el más completo y con el que te puedes hacer una idea de la cocina del establecimiento, pero no contaban con uno aunque tenia otro a elegir más accesible al bolsillo; optamos por elegir a la carta ya que nos apetecía probar variedad.
Empezamos por unas sardinas marinadas, rellenas de huevas de arenque con ajo blanco y con helado de aceite de oliva, muy buenas, el ajo blanco impresionante y las sardinas en su punto exacto, me gusto mucho.
Salmón marinado con aceite de humo, muy buena combinación, no había ningún sabor predominante, muy equilibrado.
Croquetas de la casa, con una textura muy buena aunque un poco flojas de sabor.
Crema de patatas a la Riojana con espuma de piquillos y láminas crujientes de chorizo, espectacular, creo que es el mejor plato que probamos, el guiso muy bueno al igual que la espuma, el crujiente y el cristal de pimiento, me sorprendió tan sencillo y tan bueno, muy bien logrado.
Papada de cerdo confitada con su crujiente, cigalas y salsa de mango.
Morros a la riojana que a mi chico le encantaron, a mi la textura de los morros guisados me echa un poco para tras, pero el guiso estaba muy bueno.
Y para terminar, helado de vino tinto con reducción de zurracapote, frutas rojas y palito de canela; este fue todo para mi, agradecí algo fresquito después de tanta comida.
Se nota que Jesús tiene mano con la cocina tradicional, se le da bien y lo pone de manifiesto, y para hacer cocina creativa hay que tener una buena base de guisos, fondos, salsa,…
Después de comer nos enseñaron la cocina, que está muy equipada y pensada, una pena que no puedan darle todo el uso que les gustaría ya que como nos comento Jesús estaban notando la crisis, y no recibían a todos los clientes que desearían sobre todo por las noche y que ahora tocaba sobrevivir.
Todos esperamos que esta situación llegue ya a su fin y sitúe a todos los restaurantes en su lugar como lo merecen. Mi ánimo a Jesús para seguir sobreviviendo como él dice, que le lleguen esos clientes, que le hagan mejorar y ofrecer esa cocina de calidad de la que ha podido presumir este establecimiento siempre.
Muy buena pinta y el lugar es precioso. Buena recomendación.
Saludos.